Esta semana entendí algo profundo: Dios no me llama a correr, sino a habitar.
He vivido muchas temporadas donde creí que tener propósito era estar ocupada, lograr cosas, no parar nunca. Pero el Señor me ha mostrado que el verdadero propósito está en el presente, en lo simple, en lo que ya tengo.
No quiero seguir corriendo detrás de un futuro incierto mientras me pierdo los momentos con mis hijos, con mi esposo, conmigo misma.
Hoy elijo abrir los ojos y el corazón para habitar mi vida con gratitud, desde la fe y la conciencia.
Este blog es mi forma de hacer memoria de lo que estoy aprendiendo y también de acompañarte a vos, que quizás estás sintiendo lo mismo. No estás sola.
Volver a lo esencial también es un acto de fe.