Hay días en los que sentimos que no paramos. La mente va rápido, el cuerpo sigue por inercia, y sin darnos cuenta pasamos horas sumergidas en pensamientos que nos desgastan y nos alejan del ahora. Como si viviéramos hacia afuera, resolviendo, planificando, sobreviviendo… pero sin habitar lo que realmente sentimos.
A mí me pasaba mucho. Hasta que descubrí que algo tan simple como moverme —caminar con consciencia, estirarme, danzar sin forma en la cocina— podía ayudarme a volver a mí. No para hacer ejercicio, no para ser productiva… sino para reconectarme con mi cuerpo y con el momento presente.
En este video te comparto cómo el movimiento cotidiano se ha convertido en una práctica espiritual para mí. Una forma sencilla de regular mis emociones y de sentirme en casa, dentro de mí misma. Porque sí: el hogar también está en nosotras.
Si te sientes desconectada, cansada o sobrecargada, tal vez este video pueda darte una nueva perspectiva. No necesitas hacer grandes cambios, solo empezar por pequeñas acciones que te traigan de vuelta al ahora.
Te invito a verlo aquí abajo y dejarte acompañar por esta experiencia.
Porque moverte, también es habitarte.